A pocos pasos del examen

A pocos pasos del examen

El ballet, además de ser una inmejorable apuesta por la forma física, es también una actividad que se distingue entre otras por la permanente búsqueda de la belleza. Pocas actividades aúnan, como la nuestra, tantas virtudes. En pocas disciplinas el rendimiento físico acompaña de manera tan clara al desarrollo emocional, a la mejora de la sensibilidad musical, al incremento del control del propio cuerpo, al aprendizaje del valor del trabajo diario en el que, mientras se disfruta de la clase, a pequeños esfuerzos suceden pequeñas recompensas

Hay ocasiones en que esas pequeñas metas se materializan en forma de exámenes, pruebas o audiciones. Y los exámenes o pruebas son solo eso, pequeñas metas, situaciones a las que se llega tras haber ido superando otras pequeñas metas, tan importantes (o tan poco importantes) como el propio examen. El alumno ante el tribunal tan solo necesita disfrutar de lo anteriormente aprendido. Una prueba no es otra cosa que poner en común lo que ya se conoce. Esta vez la situación es un poquito diferente, hay otras personas observando y valorando, la música nos la ofrece un pianista, pero no es, en esencia, distinto de lo que ya se ha vivido durante nuestro aprendizaje. Al fin y al cabo, y con la ayuda del profesor, en cada clase los bailarines se examinan a sí mismos.

Acudir a examinarse es como ir a cualquier clase, y a clase de ballet se va a disfrutar. Quien elige dedicar su tiempo a la danza lo hace impulsado por una pasión. Es la pasión por el baile la que empuja a superar todas y cada una de las etapas, la que nos lleva a repetir y a repetir hasta que se consigue el paso o la posición perfecta. La pasión, y solo la pasión por el ballet, es la anestesia que adormece el dolor que inevitablemente aparece cuando se trabaja la flexibilidad. La pasión es el combustible que nos lanza hacia el siguiente límite, ayudándonos a superarlo. Y la pasión nos acompaña también a la hora de exponernos a la valoración de otras personas. Un examen es otra clase, una etapa más, como tantas antes superadas, de nuestro aprendizaje.

En Studio de Danza Coppelia nos alegramos al poder decir que, con 30 años de experiencia en la enseñanza, hemos acompañado a cientos de alumnos a la hora de afrontar estas metas. Con un porcentaje de aprobados en los exámenes de ACADE que supera el 98 por ciento, hemos sido testigos de la satisfacción que se experimenta cada vez que se da un paso hacia el siguiente nivel a la vez que se atesora lo ya aprendido. Son avances que vemos de manera más evidente cuando se nos comunica que se ha superado un examen, pero que percibimos cada día, en cada clase, en cada alumno, y esa sensación y no otra es el motor de nuestra propia pasión.

 

Studio de Danza Coppelia, marzo de 2016

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