Zapatillas de punta: ¿un buen regalo de Navidad?
Cuando toca pensar en los regalos de Navidad para una bailarina, es tentador pensar en las zapatillas de punta. Al fin y al cabo, toda estudiante de danza clásica sueña con el momento en el que, por fin, baile sobre unas puntas en un escenario. Regalar unas zapatillas de punta puede parecer el paso lógico para sumarnos al sueño de nuestras hijas.
Basta escribir en Google “zapatillas de punta de ballet” y aparecen innumerables entradas sobre cómo o dónde comprarlas, cuáles son las más adecuadas, cómo escogerlas o cuidarlas, algo de historia… Y aunque las hay, no demasiadas páginas recogen cuál es el momento en el que es conveniente comenzar con las puntas y éstas se encuentran haciendo una búsqueda más específica. Lo primero que debemos decir es que hay que DESCONFIAR DE PROFESORES QUE UTILIZAN CRITERIOS GENERALES PARA INICIAR A SUS ALUMNAS EN EL USO DE LAS PUNTAS. Las respuestas del tipo “cuando cumplan 12 años” 0 “en el cuarto año de estudios” son imprudentes e insensatas, e indican un desconocimiento irresponsable de la metodología de enseñanza de la danza.
Queremos, en este caso, ser muy rotundos. El momento de las puntas llega en momentos distintos según sea el grado de madurez física y formativa de cada niña. Para un conocimiento pormenorizado podéis pinchar AQUÍ, en este documento que nos parece impagable. Todo profesor de danza debería tener presente las condiciones de CADA alumna a la hora de iniciarla en el aprendizaje de las puntas. Quien se deje llevar por criterios amplios sin tener en cuenta las características de cada niña estará haciendo un flaco favor a quien desea ser bailarina y, lo que es peor, puede causarle lesiones en articulaciones, espalda, torso…
Es muy importante también tener presente la madurez emocional e intelectual de la alumna, y por tanto su receptividad a la hora de recibir instrucciones o indicaciones y, fundamentalmente, su actitud al ser corregida. Una vez calzadas las puntas, para una alumna aún no preparada puede resultar cautivadora la idea de intentar piruetas para las que puede no estar lista todavía, incrementando riesgos. La niña que se sube a unas puntas debe ser una niña que reconozca y solicite la autoridad y la supervisión del profesor.
Llegados a este punto, la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo parece lógica: Sí y No.
SÍ, las puntas son un extraordinario regalo para una aprendiz de bailarina siempre y cuando haya alcanzado la madurez física y emocional necesaria, y éste es un criterio que establece el profesor.
Y NO, las puntas son un regalo inadecuado para la niña si aún no ha llegado su momento.
En Studio de Danza Coppelia nos afanamos por aclarar todas estas dudas, y nuestros profesores están a disposición de todo el que quiera consultarlas personalmente. Entendemos que cada alumna tiene su proceso de crecimiento individual y las ayudamos a ir superando etapas al ritmo que cada una requiere, insistiendo siempre en que, al margen del momento en el que llegue, la consecución de los sueños es el resultado de la suma de trabajo, disciplina, determinación y pasión por la danza.
Studio de Danza Coppelia, noviembre de 2016.